España frente al reto de modificar su política internacional II

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2ª Parte: La nueva política internacional de España 

Un enorme reto que necesita trazar hitos realistas a corto, medio y largo plazo. España tiene que mostrarse fuerte hacia dentro, es decir, que los ciudadanos crean en el Estado para proyectar una imagen de unidad y una posición económica y social solvente fuera de nuestras fronteras.

La cuestión que nos ocupa es la de potenciar la cooperación, estrategia y presencia en los países del entorno marroquí. Más allá de la política comunitaria que España tenga, con Francia o Alemania se deberían fomentar encuentros bilaterales al máximo nivel, tanto del jefe del Estado o del Gobierno, como de empresas y organismos, para que culminen con la firma de acuerdos en múltiples materias como la militar, los recursos energéticos o infraestructuras, y que sean vinculantes para ambos países. 

Consolidar con Francia un apoyo real en el terreno, no solo con la operación EUTM Mali (Misión de Entrenamiento de la Unión Europea en Malí), sino también apoyar de forma activa e integrada la Operación Barkhane, que pronto desaparecerá por el enorme esfuerzo que para sus tropas y para la República Francesa está costando al verse sola en el terreno, pero que es fundamental y tiene como objetivo la lucha contra el terrorismo,  y prevenir en Europa atentados y en Malí que no se queden con el control territorial las diferentes siglas terroristas que operan. 

Una vez consolidada esta alianza con Francia y con una firme red de inteligencia conjunta (maliense, francesa y española) se tendría más control sobre los grupos terroristas y redes criminales. A continuación,  se debería invertir en industria, en cooperación para el desarrollo e infraestructuras con empresas franco-españolas, contratando personal maliense,  y activando la economía de Malí.

Debemos tener en cuenta que Malí es un país por extensión enorme con un desierto que ocupa la mitad del mismo y por el que pasa gran parte del terrorismo del Sahel y el tráfico de seres humanos. Con esta alianza a tres abriríamos una gran oportunidad para la comunidad de inteligencia hispano-francesa, de relaciones con el gobierno de Malí y fructífera para nuestros intereses económicos y de seguridad.

Mauritania, Argelia, Túnez, Cabo Verde, Libia y Senegal, todos son “aliados” y deberían ser socios estratégicos para España, en todos tenemos algún tipo de presencia o acuerdo, recientemente el Gobierno español reabrió la embajada en Libia, un éxito diplomático para nuestro Ministerio de Asuntos Exteriores y de inteligencia que lleva varios años trabajando de forma discreta y soterrada. En el caso de Argelia, sabemos de la dependencia energética que tenemos con ellos, es nuestro mayor exportador de gas (aproximadamente el 60% del gas que consumimos procede de allí). En materia marítima, la falta de acuerdo no merma las buenas relaciones que se tienen y sería un gran aliado si España, de alguna forma, apoyara de forma clara al Frente Polisario o decidiera tener de alguna forma más presencia en el Sahara Occidental, que para la política internacional es un territorio que pertenece al reino de España y no al de Marruecos. Este asunto del gas es extremadamente delicado. Tenemos que tener en cuenta que el rey Mohamed VI ha frenado la renovación de uso del gasoducto que va de Argelia a España dado que parte de él pasa por suelo marroquí y que la empresa que lo gestiona es la española Naturgy.

Tener una amplia red de inteligencia, presencia militar, acuerdos colaborativos entre fuerzas policiales, programas de cooperación para el desarrollo, una malla industrial conjunta, programas de intercambio socio-cultural, etc… en todos estos países facilitaría en gran medida la reducción del terrorismo, del tráfico de armas y, sobre todo, del tráfico de seres humanos, que acaban en una muerte casi segura de miles de refugiados en las costas del Mediterráneo o en las aguas del Atlántico dependiendo de la ruta que usen para llegar a España o Europa. 

En este último punto del tráfico de seres humanos como digo anteriormente encontramos dos vías:

  • La primera consistiría en una serie de acuerdos con Argelia, Túnez y Libia, lo que podríamos llamar la “alianza del Mediterráneo”, para evitar el tráfico de armas y seres humanos por esta ruta del norte, haciendo de la Operación Sophia de la Unión Europea algo útil, pues se ha demostrado que no ha servido de nada a la hora de controlar a las mafias de la inmigración. De esta forma, España podría liderar una nueva Operación conjunta con los Estados de la cuenca del Mediterráneo y la Unión Europea o directamente, como Francia hace en Malí, una operación de España con los tres Estados por donde las mafias operan. 

  • En la segunda, se nos plantea un escenario parecido con Senegal, Cabo Verde, Gambia y Mauritania, lo que podría llamarse “alianza del África Occidental”. Aquí nos encontramos con la ruta canaria para el tráfico de seres humanos. En este caso España tiene la Operación de Asistencia Militar en Cabo Verde, operación que se encarga de formar a las unidades de este país y no tiene nada que ver con la lucha contra las mafias y el crimen organizado. Plantear dicha alianza con esos Estados para fomentar el desarrollo económico, social, cultural y militar, incluyendo la comunidad de inteligencia y cooperación policial, facilitarían en gran medida la lucha contra el terrorismo, crimen organizado y mafias de tráfico humano.

Ambas alianzas vinculantes para los Estados, por un lado, nos darían control sobre la frontera oriental de Marruecos “aislándola” por tierra y, por el otro lado, con Cabo Verde y Canarias como puntos fuertes para el control marítimo, “aislando” la parte occidental del reino alauí. Con “aislar” no me refiero a sitiar el país, me refiero a un aislamiento político y de relaciones internacionales, algo que antes de hacerse se debe de plantear de forma muy cuidadosa con nuestros futuros aliados. 

Unido a todo esto, se debe apoyar de forma activa a la OTAN, ampliado el presupuesto y formando parte de más operaciones militares, para asegurar tener aliados fuertes entre nosotros, así como acuerdos con los Estados Unidos y Francia para encontrar apoyos que mermen las relaciones de Marruecos con estos estados. 

Ayer durante la cumbre de la OTAN en Bruselas, en la escueta reunión del presidente Pedro Sánchez con el presidente Joe Biden uno de los temas que resalto precisamente en la rueda de prensa posterior que dio el presidente Sánchez fue la reforzar los lazos militares entre ambas naciones y  dar un nuevo impulso al convenio sobre cooperación bilateral de 1988. 

Con los Estados Unidos, debemos tener una estrecha relación, apoyar a su Base en Rota en temas logísticos para despliegues, incluso participar conjuntamente en sus operaciones internacionales dado que nuestras Fuerzas Armadas han demostrado en múltiples ocasiones el altísimo nivel de preparación que tienen siendo reconocido por los mismos estadounidenses, sobre todo, en lo referente a las Operaciones Especiales. 

Las relaciones pasadas de finales de los años 90 con EEUU fueron de gran valor para ambas naciones, España apoyaba activamente las operaciones militares y EEUU nos facilitaba tecnología que diferentes gobiernos siempre han usado sean del color político que sean, y que actualmente seguimos usando dado que nos reporta grandes éxitos en materia antiterrorista y de control de tráfico de drogas y lucha contra el crimen organizado. 

Dar un reconocimiento de estatus especial para el Sahara Occidental como territorio histórico de España,  sustentando este apoyo con Argelia y Mauritania, buscando a futuro una vía que pueda acabar con la declaración de un Estado Independiente reconocido de forma internacional y como miembro de Naciones Unidas. 

Son varios frentes de políticas nacionales para crear Estado, de políticas internacionales para fomentar relaciones y de apoyos y acuerdos para no depender de Marruecos a la hora de frenar al terrorismo, a las mafias de seres humanos o controlar nuestra frontera de forma efectiva. No es nada fácil, se necesita primero de un Gobierno fuerte y sólido, que pueda ver hacia el futuro, que sepa transmitir por qué se hace y la necesidad de hacerlo aunque eso tenga algún pequeño coste comparado con la recompensa que se puede llegar a tener.

Como dije al principio, son ideas personales, que muy difícilmente se pueden llevar a cabo dada la situación de crisis económica y social y de identidad que arrastra España desde hace ya tiempo. Diferentes crisis que aprovechan nuestros enemigos desde fuera para hacer caer el propio Estado impulsando movimientos sociales desestabilizadores,  o con un interés más grande que pasa por nosotros, como es hacer caer el concepto que tenemos de Unión Europea o de OTAN, pero todos estos Estados que buscan ahondar en nuestras diferentes crisis no son “actores” de esta historia y serán protagonistas en el futuro de nuevas entradas.