AFGANISTÁN: UN PEÓN MÁS DEL NUEVO GRAN JUEGO

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Por Elena Labrado (periodista especializada en información internacional)

«Tomando por igual tanto el placer como el dolor, la ganancia y la perdida, la victoria y la derrota, aprestaste a la batalla«

Bhagavad Gita, Mahabhárata

Kabul, 10 de diciembre de 2020, cae una red de espías chinos que llevaba entre 6 y 7 años operando en la capital afgana. Con la ayuda de la red Haqqani, organización con vínculos terroristas relacionada con los talibán, los agentes chinos se dedicaban a la caza y captura de musulmanes uigures.

Al parecer, las autoridades afganas descubren con estupor la existencia de esta célula china gracias al servicio de inteligencia de la India donde, además, sus medios de comunicación se hacen eco de la noticia de la detención de los agentes chinos, algo que no sucede ni en medios internacionales, ni en los propios afganos. 

La sorpresa afgana ante el doble juego chino es mayúscula entre otras cosas porque su colaboración con China en materia de seguridad ya discurría por cauces oficiales. Una cooperación a la que las autoridades de Kabul buscaban sacarle un buen rédito económico con la explotación de sus vastas riquezas minerales por parte de empresas chinas y su inversión en el país1. Algo que aún no se había materializado debido, en su mayor parte, a la extrema volatilidad de su situación.

Este hecho nos ayuda a colocar a algunos de los actores que interactúan en la región y algunos de los motivos por los que lo hacen. Pero hay más actores y, por supuesto, más motivos. En esta entrada del Blog de Bitter no hay espacio para todo, por eso hemos elegido los aspectos y actores en liza que consideramos de mayor relevancia, sabiendo que no son los únicos, por supuesto. Un ejemplo de la cantidad de actores interesados en la cuestión afgana la encontramos en esta reunión del domingo 5 de septiembre de 2021:

1 https://foreignpolicy.com/2021/01/27/afghanistan-china-spy-ring-mcc-mining-negotiations-mineral-wealth/ 

Fuente: https://twitter.com/ziaryaad/status/1434470509417205764?s=28 

Un encuentro en el que están muchos de los interesados en lo que ocurra en Afganistán, aunque no todos (faltan la India, por razones obvias si lidera Pakistán, y, por supuesto, Rusia). 

La cuestión es que los talibán, del mismo modo que el anterior Gobierno, necesitan desesperadamente ayuda económico-financiera externa para poner a flote el país, evitar una catástrofe humanitaria y mantener su recién nacido régimen. Y, para ello, utilizarán todas las herramientas y recursos de los que disponen. En primer lugar, se les tiene que incluir en las dinámicas regionales ya en marcha, buscan su sitio en ellas, en el “Nuevo Gran Juego” si se quiere expresar así2.

Fuente: https://twitter.com/Telegraph/status/1433843415725350912 

2 https://www.strategic-culture.org/news/2021/08/23/strategic-apocalypse-afghanistan-seismic-shift-years-in-making/ 

Para lograrlo, como ya ocurría con el Ejecutivo anterior, es primordial apuntalar la seguridad por parte del nuevo Emirato afgano, para sí mismo por la cuenta que les trae, y para dos grandes potencias como Rusia y China. Es su objetivo principal. La aproximación de Moscú se centra en negociar con los talibán, descartando otras acciones. Como ha dicho el presidente ruso, Vladimir Putin, cuando le han preguntado: “Hemos aprendido la lección”3.

La cuestión prioritaria para China sigue siendo la misma: mantener a raya a los musulmanes uigures y en calma la situación en Xinjiang. Y esa es la gran baza talibán, dada la frontera que comparten y su relación en el pasado, buscarán garantizar que no habrá problemas a este respecto para conseguir, de este modo, la colaboración china, esencial, pero también la del resto de países limítrofes. Pero la seguridad no se reduce únicamente a la cuestión uigur ni el apoyo se limita solo a invertir en infraestructuras en Afganistán, sino que va más allá. 

El cambio de situación en Afganistán, con la salida de Estados Unidos y la OTAN, favorece el plan chino-ruso de corredor económico y comercial regional4. Una idea que incluye a Irán, que podría evitar así el embargo que sufre. Y, por supuesto, al gran valedor talibán: Pakistán, que reforzaría de este modo su posición frente a su archienemiga, la India. Mediante su entrada en el esquema de la nueva Ruta de la Seda china (cuyo corredor económico China-Pakistán a partir de ahora se ampliaría así mismo a Afganistán), se da acceso al vital puerto paquistaní de Gwadar con acceso a África y el Mar Rojo, sorteando la India. Algo que, no obstante, aumenta la dependencia estratégica de Pakistán con China5

Siguiendo con lo ya apuntado, el centro, la clave de todo esto es China. Si consigue reforzar el encaje de Afganistán en su Iniciativa de la Franja y la Ruta, consolidaría, así, su influencia en el continente asiático6. Todo lo mencionado arriba permitiría a Pekín construir un oleoducto a lo largo de un corredor de 5 naciones, que incluye también una línea de ferrocarril de la que aún quedan segmentos por terminar (China-Kirguistán-Tayikistán-Afganistán-Irán), llevando el petróleo iraní a China atravesando el norte de Afganistán.

3 https://www.europapress.es/internacional/noticia-putin-descarta-envio-fuerzas-rusas-afganistan-hemos-aprendido-leccion-20210824182430.html 

4 https://www.strategic-culture.org/news/2021/08/23/strategic-apocalypse-afghanistan-seismic-shift-years-in-making/ 

5 https://www.politicaexterior.com/con-quien-ha-estado-pakistan-en-el-conflicto-afgano/ 

6http://www.realinstitutoelcano.org/wps/portal/rielcano_es/contenido?WCM_GLOBAL_CONTEXT=/elcano/elcano_es/zonas_es/comentario-simon-fin-ciclo-la-caida-de-afganistan-en-perspectiva-estrategica 

Fuente: https://twitter.com/michaeltanchum/status/1431678095468212230?s=28 

Una ruta que no es la única, pero que supone una opción más, que no atraviesa territorio ruso, para China. Un proyecto al que podría seguir en un futuro otro de norte a sur (este sí conectaría a Rusia): desde San Petersburgo vía Afganistán hasta el puerto clave iraní de Chabahar, en el Estrecho de Omán.

Pero los cambios en Afganistán que permitirían a China avanzar en su ambición de crear una infraestructura de transporte y abastecimiento en Asia continental, como se ha descrito más arriba, propiciarían además que “Pekín eludiera el control que la armada estadounidense sigue ejerciendo sobre el Indo-Pacífico, con lo que podría zafarse de futuras presiones, bloqueos o chantajes estadounidenses” por ese lado, señala en su análisis el Real Instituto Elcano7.

Y, aparte de la arquitectura regional, China necesita de la gran riqueza mineral afgana ahora más que nunca debido a la falta de algunos de ellos, básicos para su desarrollo tecnológico. 

7 Íbid.

Fuente:https://elements.visualcapitalist.com/chinas-staggering-demand-commodities/ 

Pakistán, también. El problema radica en que se requieren años y una inversión a gran escala para poder rentabilizarla8. A día de hoy, no se ha hecho, ni siquiera las empresas chinas concesionarias de la gran mina de cobre de Mes Aynak. Y aún está por ver si los talibán podrán cumplir con la seguridad que se necesita para que haya inversiones, explotación de los recursos y un transporte seguro de los mismos, porque en eso precisamente, en la seguridad se cimenta toda la arquitectura de la que hablamos en esta entrada de blog. Sin estabilidad regional y seguridad es difícil que haya el desarrollo que se busca.

De todos estos movimientos que cierran la pinza económica y comercial en torno a la otra gran potencia regional, la India, puede deducirse su lógico interés por uno de los países en medio de todo, es decir, por quién gobierna y lo que ocurra en Afganistán. Como ha podido verse en el caso del soplo sobre la red de espías chinos en Kabul del año pasado, ya que es aquel de cuya seguridad y estabilidad depende gran parte de las proyecciones apuntadas en este texto. Pero, además, porque podría ser en un momento dado su propio corredor terrestre de salida para sus bienes y otros productos. 

8 https://www.dw.com/en/afghanistan-taliban-to-reap-1-trillion-mineral-wealth/a-58888765 

Y hay más, porque habría que añadir los puertos que ha construido China, aparte de Pakistán, en otros lugares como Myanmar y Sri Lanka9. Lo que ahonda en el argumento de la “pinza” del párrafo anterior.

Así, como afirma el Mahabhárata, citado al inicio de esta entrada, en un contexto de competición entre potencias, se pierda o se gane, la India se apresta a la batalla. Potencia regional con capacidad para hacer sombra a Pekín, Nueva Delhi incrementa su alianza con Estados Unidos para contrarrestar los movimientos de China. Y prepara sus propios proyectos de expansión. Un ejemplo sería su propio corredor hacia Oriente Próximo y Europa de energía verde y tecnologías innovadoras10:

9 https://www.aljazeera.com/program/counting-the-cost/2021/9/4/do-chinas-ambitions-in-indian-ocean-go-beyond-protecting-trade 

10 https://www.isas.nus.edu.sg/papers/indias-arab-mediterranean-corridor-a-paradigm-shift-in-strategic-connectivity-to-europe/ 

Fuente: https://twitter.com/michaeltanchum/status/1432982061632172033?s=28

Así las cosas, viendo lo expuesto anteriormente, como señala el exministro de Asuntos Exteriores Josep Piqué11, puede darse la paradoja de que la justificación de la retirada occidental de Afganistán (la necesidad de concentrar los esfuerzos en la contención de China en el Indo-Pacífico) haya traído precisamente lo contrario de lo que se buscaba, que China haya rellenado los espacios del Asia Central abandonados por Occidente en su beneficio, ampliando su influencia y el cerco al aliado por el que Estados Unidos ha apostado con fuerza, la India.  

Algo que, por otra parte, de un modo más general tampoco sería nada nuevo. El analista político del diario El Confidencial Esteban Hernández afirma que China es hoy “la potencia económica y tecnológica que es no solo gracias a su buena gestión estratégica, sino también a la pobre visión occidental”. Pekín “se ha hecho fuerte con todo lo que la arquitectura global ha ido dejando por el camino” en las últimas décadas. El régimen chino “ha aprovechado las brechas del sistema, ha cooperado con los países marginados por la globalización, como los africanos, con los que habían sido vilipendiados, como Rusia e Irán, o relegados, como América Latina. Y toda esa cooperación sin pedir ningún cambio político o económico”12. Y lo ocurrido en Afganistán parece ser un nuevo ejemplo de ello.

Ahora queda por ver en qué se materializa toda la arquitectura proyectada en el futuro. Hacia dónde pivota este balance de poder e influencia que se genera en el Asia Central, pero cuyas repercusiones llegan hasta mucho más lejos y en diferentes ámbitos como el económico y el político, pero también el geoestratégico. 

Afganistán debe garantizar seguridad, estabilidad y un gobierno medianamente eficaz, al menos. Algo que, en anteriores ocasiones, no se ha producido, en un país en guerra civil desde 1978. Además, los talibán no son un grupo homogéneo, hay diferentes ramas entre las que puede haber fricciones, lo que puede desembocar en dificultades a la hora de gobernar. 

China debe ser capaz de llevar a buen término la cantidad de proyectos e inversiones en los que está metida, junto a sus empresas. No sería la primera vez que hay retrasos en los proyectos, problemas y quejas de los países en los que se llevan a cabo. Aparte de que las alianzas tejidas deben demostrar su fortaleza cuando se les presenten obstáculos, que es probable que los haya en un futuro, y no muy lejano. 

11 https://www.politicaexterior.com/con-quien-ha-estado-pakistan-en-el-conflicto-afgano/ 

12 Hernández, Esteban, octubre 2020, Así empieza todo, Ariel, págs. 41 y 46.

En menor medida, Pakistán, que se acerca cada vez más a China, entre otros motivos, por su conflictiva relación con su vecina India, debe solventar la fricción que eso produce cuando, aún, se le considera como un aliado estadounidense. Además de que debe mantener la estabilidad propia, ante los grupos islamistas, y la del régimen talibán, como su gran valedor que es. 

Así pues, llegados a este punto se observan las grietas de este nuevo Gran Juego entre potencias. Un camino no exento de obstáculos y dificultades, como se ha visto, pero por el que parecen dispuestas a transitar para salvaguardar sus intereses actuales y para preparar el terreno de cara al futuro, con la ampliación de su poder e influencia a otras zonas en las que, hasta el momento, su presencia ha sido poca o de escasa relevancia.

Una tendencia que tiene lugar al mismo tiempo que la gran superpotencia mundial, Estados Unidos, intenta encontrar la mejor forma para no perder su posición dominante (como se ha visto con la salida de Afganistán y la justificación que se ha dado de la misma), a la vez que busca solucionar sus propias contradicciones internas, que han debilitado su sistema político en los últimos años. Aunque no solo se trata de política, interna o externa, la fuerza económica estadounidense también se ha tambaleado. Y, sin embargo, el futuro no está sellado en piedra ni para unos ni para otros. Y, como se mencionaba en el caso de la India, EE. UU. también se apresta a dar batalla, con independencia de lo que se pueda ganar o perder.